El ciberbullying, entendido como el acoso de un menor a otro en el ámbito digital, es algo que muchos jóvenes viven a diario (fue sufrido en 2022 por un 8,2 % de los estudiantes españoles, según este estudio de la Fundación ANAR), sumamente perjudicial para quien lo sufre y muy doloroso para todo su entorno.
Aparte de las medidas que cabe tomar desde una perspectiva legal y correctiva, como puede ser un seguro de ciberbullying, es muy deseable prevenir su aparición aplicando una serie de buenas prácticas. Estas buenas prácticas deberían, idealmente, no solamente buscar la protección de las víctimas; también erradicar las conductas de acoso y su normalización.
Este esfuerzo por prevenir el ciberbullying atañe tanto a las familias como a los centros educativos y a toda la sociedad civil, por lo que esta lista pretende ser lo suficientemente básica y general como para que todos podamos aplicarla en todo momento.
Debemos darnos cuenta y mostrar a los demás que los datos personales son eso, personales; hacerlos públicos a la ligera, tanto los nuestros como los de los demás, puede tener consecuencias imprevisibles e indeseables. Esto incluye, por ejemplo, la inocente publicación de fotografías colectivas.
Tanto para familiares como para docentes, es básico desarrollar con los menores relaciones basadas en la confianza mutua, de forma que siempre haya abiertos canales de comunicación para preguntar y ser preguntados, contar y que nos cuenten. E información sobre qué es el ciberbullying, que no falte.
No es una pregunta retórica. Las prácticas de menosprecio, difamación, descalificación, burla desconsiderada y continuada, etc. que están en la base del ciberacoso no surgen de la nada: son conductas procedentes de la vida real, y que, como todo, aprendemos en nuestro entorno cercano, de la familia a la televisión.
Debemos asegurarnos de que los menores siguen ciertas pautas básicas seguras, como no compartir sus contraseñas, pero también que se comportan de manera cívica en la red: etiquetando con permiso, haciendo críticas positivas, asegurándonos de no repetir bulos, teniendo en cuenta las normas de conducta de las redes sociales, etc.
Ante casos claros de ciberbullying, pretender quedarse “al margen” y hacer como si no lo hubiéramos visto está contribuyendo tanto al daño que sufre el menor acosado como a la repetición de esas conductas de acoso. No es una buena opción para nadie. Infórmate al respecto y denúncialo.